En el verano de 2021, Los Angeles Lakers tomaron una decisión que, con el paso del tiempo, ha demostrado ser uno de los grandes errores gerenciales de su última década: no renovar a Alex Caruso, hoy pieza esencial del Oklahoma City Thunder que se encuentra en las Finales de Conferencia.
En aquel momento, Los Angeles tenía la oportunidad de firmar al férreo escolta por cuatro años y alrededor de 35 millones de dólares; una cifra que, vista la actualidad, luce más que razonable por uno de los componentes secundarios más dinámicos y versátiles existentes en el planeta NBA.
Por el contrario, el alto ejecutivo Rob Pelinka permitió que los Chicago Bulls se adelantaran y firmaran a Caruso, quien recién en 2024 recaló vía canje en OKC, revolucionando un equipo que arribó a los presentes playoffs con el mejor registro de la liga.
La realidad muestra que Caruso no sólo ha mantenido su nivel desde que salió de Los Angeles, sino que ha mejorado en aspectos claves de su juego, pues su intensidad defensiva, lectura de la situación y polivalencia lo han convertido en un comodín en ambos lados de la duela, al punto que incluso llegó a defender con eficacia al mejor centro, y probablemente máxima figura del baloncesto hoy, Nikola Jokic, durante muchos pasajes del séptimo encuentro de las Semifinales del Oeste entre Oklahoma City y Denver Nuggets.
Por otro lado, cuando los Lakers dejaron ir a Caruso, éste tenía apenas 26 años, así que ahora, con 30, se encuentra en plena madurez deportiva, traduciéndose en mayor experiencia para defender, pero también a la hora de dañar con su lanzamiento perimetral, dado que promedia un sólido 37.6% en triples a lo largo de su carrera.
Sin dudas, en un club como el californiano, víctima de inconsistencia desde el perímetro durante los tiempos recientes, un jugador con esa eficacia exterior, explosividad y compromiso en la retaguardia habría sido oro puro.
No es casualidad que Caruso fuera una de las piezas vitales en el campeonato que los Lakers ganaron en La Burbuja de Orlando, en 2020. Allí impactó de forma innegable como sexto hombre, defendiendo hasta en tres posiciones distintas y aportando en momentos preponderantes. Pero más allá de los dígitos, su energía contagiosa, actitud competitiva y capacidad para elevar el nivel defensivo de sus compañeros lo convirtieron en uno de los favoritos del vestuario, incluyendo un LeBron James quien no paró de lamentar públicamente la salida del primero del Crypto.com Arena.
En conclusión, el elenco de amarillo y púrpura apostó por prescindir de un activo esencial como Caruso, quizás subestimando su valor real, mientras otras entidades no se lo pensaron dos veces en adquirirlo, pensando en la posibilidad real de batallar por un campeonato de la NBA.