El Gran Premio de China forma parte oficial del calendario de la Fórmula 1 desde el 2004 y a pesar de haber tenido algunas ausencias, es siempre una cita esperada por las escuderías y los aficionados. Los mejores pilotos de automovilismo del mundo se encuentran cada año en el Circuito Internacional de Shanghái.
Esta pista fue construida especialmente para la carrera, requirió una inversión de $450 millones y tiene una forma que hace referencia al carácter chino shang (上), que significa "por encima" o "ascendente" y que también es parte de la propia palabra Shanghái.
La inauguración del lugar se llevó a cabo el 6 de junio de 2004 (después de 18 meses de construcción), tiene 5.4 kilómetros de extensión, 56 vueltas y 16 curvas: 7 a la izquierda y 9 a la derecha. La que más se destaca es la primera, muy difícil de atravesar con los monoplazas.
Además del diseño espectacular que tiene el circuito, se destacan las altas medidas de seguridad que posee, sobre todo al momento de las entradas a boxes y las tribunas, donde se ubican las 200.000 personas que pueden entrar para ver la carrera en vivo.
Un punto increíble en ese aspecto es que el circuito cuenta con su propia estación de metro, y está ubicado alejado del centro de Shanghái, con el fin de evitar la aglomeración de personas. En auto, hay una demora de aproximadamente 25 minutos para llegar a las zonas más pobladas de la ciudad más grande de China.
"Shanghái se ha convertido en una de las ciudades más dinámicas y animadas del mundo desde principios del milenio, convirtiéndola en una parada turística excepcional para la F1", aseguran oficialmente.
El alemán Hermann Tilke fue el encargado de diseñar el circuito. Con su largo historial confeccionando este tipo de espacios para la Fórmula 1, ha recibido varias críticas, siendo la más fuerte el hecho de que todas sus pistas son iguales: "Eso no es cierto. Lo único que tienen todas en común es una larga recta, pero eso es todo", se defendió Tilke.