¿Hasta cuándo Manny Ramírez estará en las boletas del Salón de la Fama de la MLB?
Por Mariana Moreno
Siempre que se inicia un debate sobre quién es el mejor bateador derecho en la historia de MLB, uno de los primeros nombres que se menciona es el de Manny Ramírez.
No es un capricho tenerlo en consideración. El dominicano jugó 19 temporadas en Grandes Ligas y en ese tiempo coleccionó 2.574 hits, 547 dobles y 555 jonrones; y remolcó 1.831 anotaciones. En 12 campañas dio más de 30 vuelacercas e impulsó más de 100 carreras.
Ramírez vistió los uniformes de Indios de Cleveland, Medias Rojas de Boston, Dodgers de Los Angeles, Medias Blancas de Chicago y Rays de Tampa Bay y se retiró en 2011. En ese momento podía presumir de sus cuatro invitaciones al Juego de Estrellas, tres Bates de Plata y el segundo lugar en la votación del Novato del Año de la Liga Americana en 1994.
Pero a pesar de este sobresaliente currículum hay una razón para la que haya aparecido nueve veces en las boletas de votación para el Salón de la Fama sin conseguir el 75% de apoyo que se requiere para la exaltación.
El dominicano fue suspendido 50 juegos en 2009 por MLB por consumo de sustancias para mejorar el rendimiento y evitó un segundo castigo al anunciar su retiro.
Eso explica que en sus ocho primeras postulaciones no haya conseguido siquiera 35% de apoyo. En su primer año de elegibilidad, en 2017, obtuvo 23.8% de los votos. Luego ha tenido 22.0% en 2018, 22.8% en 2019, 28.2% en 2020, 28.2% en 2021, 28.9% en 2022, 33.2% en 2023 y 32.5% en 2024.
De acuerdo con las reglas, se requiere un mínimo de 5% para tener una nueva oportunidad y hasta este 30 de diciembre el nombre de Ramírez apareció en 43.9% de las boletas públicas que recopila el equipo de Ryan Thibodeaux.
Con esa cifra no está cerca de ser uno de los que el 21 de enero sean anunciados como parte del Salón de la Fama, pero ganará el derecho a intentarlo por décima y última vez a través del voto de los cronistas de béisbol. Y sabe que sus oportunidades de entrar por esta vía son prácticamente inexistentes, pero no pierde la esperanza de tener su placa en Cooperstown.
“Va a pasar”, dijo Ramírez en 2023, cuando la organización de Cleveland lo hizo parte de su propio Salón de la Fama. “Sucederá con el tiempo. Pero no tengo apuro”. Sabe el quisqueyano que sus esperanzas están puestas en ser escogido por el Comité de la Era Contemporánea más tarde.