¿Por qué se llama el Gran Premio de Sao Paulo de la F1?

El Gran Premio de Sao Paulo de la Fórmula 1 es uno de los más apasionantes en cada calendario de la Fórmula 1, debido a la forma que tiene y las curvas y contracurvas que lo componen. Y uno de los tantos aspectos llamativos que tiene es su nombre, ya que hace alusión directamente a la ciudad brasileña y no al país en general.

El motivo de esto se vincula con una cuestión organizacional, ya que el gobierno local del lugar es el que apoya mayoritariamente a la realización de esta carrera, y no el gobierno nacional.

A pesar de lo anterior, la historia da cuenta de que los distintos presidentes que pasaron por ese puesto han intentado tener un rol más protagónico en esta carrera. Uno de los antecedentes es el de Jair Bolsonaro, por ejemplo, quien en 2021 quiso cambiar la sede del Autódromo José Carlos Pace (en el barrio paulista de Interlagos) a una nueva en Río de Janeiro, pero eso no tuvo efecto por un fuerte rechazo popular.

"La construcción llevará entre seis y siete meses", había dicho el mandatario a los medios sobre el proyecto de un nuevo autódromo, que finalmente quedó en la nada.

La respuesta a Bolsonaro vino en aquel momento por parte del entonces alcalde de Sao Paulo, Bruno Cuevas, quien dijo: "Hicimos un esfuerzo tremendo para mantener la carrera en nuestra ciudad. Creemos que albergar el gran premio, además de promocionar nuestra ciudad en todo el mundo, seguirá aportando importantes contribuciones como la creación de empleo y la generación de ingresos".

En 2020 se conoció la noticia de que Sao Paulo albergaría el Gran Premio de Brasil hasta 2025 (se espera que se renueve después de esta fecha). "Ese es un mercado muy importante para la Fórmula 1, con aficionados fervorosos y una larga historia en la categoría", manifestó en un comunicado Chase Carey, uno de los jefes de la Fórmula 1.

Modificar el escenario de esta importante carrera es algo que, al menos por el momento, parece imposible de realizar. La razón es que en Sao Paulo ya hay un espectacular circuito, con toda la infraestructura necesaria para albergar a un evento de tremenda magnitud.

Moverlo, por ejemplo a Río de Janeiro (que es un candidato fijo) significaría construir uno nuevo, para lo cual se deberían talar muchos árboles, y varias organizaciones climáticas expresaron que se opondrán fuertemente.