¿Por qué los Yankees tienen que hacer un cambio con los Padres por Luis Arráez?

En el seno de los Yankees de Nueva York deben estar buscando soluciones a la crisis ofensiva que están enfrentando a estas alturas de la temporada de MLB.

Los del Bronx acaban de ser blanqueados por tercer juego seguido, algo que no les pasaba desde la campaña de Grandes Ligas de 2016, y han hilado una cadena de 29 innings sin pisar el home.

Aunque el manager Aaron Boone confía en que pronto volverán a ser una de las ofensivas más temidas del circuito, es posible que en la gerencia quieran agilizar las conversaciones de cambio por un jugador que los ayude a salir de este trance. Y muchas miradas están puestas sobre Luis Arráez.

El venezolano de 28 años de edad parece estar reencontrándose con su contacto después de algunos altibajos en esta campaña con los Padres de San Diego; tiene cuatro juegos seguidos conectando hits y ha visto subir sus promedios a .280/.312/.396 con OPS de .708.

Todavía está lejos de meterse en la pelea por su cuarta corona de bateo consecutiva, pero los analistas insisten en afirmar en que es la mejor opción que pueden considera los de Nueva York antes de la fecha límite de cambios.

En principio por lo obvio: aunque no se distingue por la velocidad en las bases ni toma muchos boletos, tiene el perfil para convertirse en el primer bate ideal para la alineación de los Yankees. Boone ha estado intentando varias fórmulas y la llegada de Arráez puede al fin darle la solución a esta necesidad.

Si aterrizara en Nueva York en este momento, podría convertirse en la llave para destrabar el aprieto que vive la ofensiva. Ahora que regresó Giancarlo Stanton al lineup y se agregó más poder, el contacto del jugador nacido en Yaracuy cobra mayor importancia.

A Arráez se le critica porque no es un bateador de extrabases, pero esa es una cualidad que no necesitará con los Yankees, donde hay suficientes sluggers para cumplir esa función. Sólo debe asegurarse de estar embasado para que el resto haga su trabajo. Y tranquilamente puede ser quien se quede con la titularidad de la segunda base, ya que Jazz Chisholm no tiene problemas en quedarse en la antesala.

Más allá de su desempeño en el campo, hay otras ventajas que tendría su adquisición, y es que no resultará un peso en la nómina (apenas tendrían que pagar un porcentaje de los $14 millones de su salario) ni implicará el sacrificio de prospectos top, pues se encamina a la agencia libre y sería un “jugador de renta”.