Blake Griffin fue la gran decepción del proyecto de los Pistons y cambiarlo será un reto económico

Los Detroit Pistons se han declarado en reconstrucción en la NBA y para ello es necesario desprenderse del contrato de Blake Griffin, algo vital para que el equipo pueda tener un respiro financiero que les permita maniobrar en el futuro.

Griffin firmó un contrato por 5 años y $171.174,820 garantizados en la temporada 2017-18, el cual ha alcanzado su máxima cantidad de dinero anual de $36.5 millones para la contienda de 2020-21.

Los Pistons deben trabajar arduamente en una salida por Griffin, a quien todavía se le deben $75.5 millones (75.553,024 exactos). Quizás las oficinas tengan que recurrir a un tercer equipo para que el impacto económico no sea tan fuerte para el quinteto que lo reciba, a la par de una buena ganancia en activos para Detroit; dos cosas muy difíciles de conseguir tratándose del veterano como pieza central.

No será fácil conseguir un equipo que lo reciba con el objetivo de causar un impacto. Griffin ya no es ni la sombra del jugador que protagonizaba clavadas de locura y tampoco es aquel reboteador que daba miedo en la pintura. Por el contrario, las lesiones cambiaron su juego, huye del contacto contra sus rivales e intenta adaptarse a la era del triple sin esforzarse mucho.

Cuando Griffin se uniformó con los Pistons, los cohetes y sueños de postemporadas sobraban dentro de la franquicia. Sin embargo, aunque ha puesto números respetables, su impacto no ha sido el deseado, y los Pistons solamente han llegado a los playoffs una vez, siendo vencidos en primera ronda en la 2018-19.

Del resto, Detroit ha tenido marcas perdedoras de 39-43 (2017-18), 41-41 (2018-19), 20-46 (2019-20) y 8-19 en la actual temporada.

Griffin sólo ha sido reconocido una vez como All Star (2018-19) cuando firmó una temporada sólida con 24.5 puntos, 7.5 rebotes y 5.4 asistencias. Del resto, su mejor desempeño fue el año pasado en 18 partidos, cuando facturó 15.5 puntos, 4.7 rebotes y 3.3 asistencias, también truncada por lesiones.

A estas alturas, Detroit entendió que el proyecto centrado en Griffin fracasó rotundamente. Esperar que cargara con la franquicia fue una ilusión y pedirle que liderara en los playoffs es un sueño que se esfumó desde hace mucho.