¿Cómo fue el caso de apuestas de Pete Rose y por qué no está en el Salón de la Fama?
Por Heliana Guirado
Pete Rose es considerado uno de los mejores bateadores en la historia de las Grandes Ligas, pero sus logros no le permitieron ingresar al Salón de la Fama debido a su vinculación con las apuestas ilegales. Este tema ahora toma un protagonismo fuerte, tras lo sucedido con Shohei Ohtani y su ex intérprete Ippei Mizuhara.
El caso de Rose es aún más escandaloso que el del japonés, debido a que lo hizo él (y no una persona allegada). Además, lo más repudiable es que sus acciones sucedieron mientras era manager de los Rojos de Cincinnati.
Con lo anterior, el estadounidense violó la Regla 21 de la Major League Baseball, que explica que si un jugador, técnico o empleado apostó en un partido en el que participó, quedará fuera del béisbol para siempre.
Sports Illustrated fue el primer medio que publicó un informe sobre el caso, el 21 de marzo de 1989, donde se confirmaba que había apostado en 1985, 1986 y 1987, algo que la propia figura había desmentido en reiteradas oportunidades, seguramente conociendo las consecuencias que le traería.
"Después de una extensa discusión, se votó que la Junta ratificó la resolución aprobada el 4 de febrero de 1991, conocida actualmente como Regla 3 (E), en las reglas electorales de la BBWAA. Como tal, cualquier persona que sea considerada permanentemente inelegible por la Major League Baseball, incluyendo a Pete Rose, no puede ser considerado para ser elegida para el Salón de la Fama del Béisbol", reza el comunicado en el que se informaba que jamás sería miembro.
Tres años después el expelotero pidió al entonces comisionado Bud Selig su reincorporación a la actividad deportiva, pero la misma le fue concedida. Esta solicitud fue intentada nuevamente cuando Rob Manfred llegó a ese puesto, pero en 2015 también se le negó.
Después de que se conociera lo sucedido con Ohtani, Rose obviamente fue consultado y con ironía dijo: "Me hubiera gustado tener un intérprete, estaría libre de problemas". Con esta frase, algunos entendieron que estaba acusando a la estrella nipona de también ser parte del delito, pero él sostiene que desconocía lo que estaba sucediendo.