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EL COACH | El legado de Michael Jordan demuestra que el juzgado trato a sus compañeros está más que justificado

Michael Jordan fue un competitivos como pocos en la historia del deporte
Michael Jordan fue un competitivos como pocos en la historia del deporte / MIKE NELSON/Getty Images
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El documental The Last Dance mostró la otra cara de Michael Jordan. Si bien rememoró los mejores momentos de sus seis campeonatos con los Chicago Bulls, también reveló detalles de su personalidad que muchos de sus fanáticos desconocían. Él mismo advirtió antes del primer capítulo de la serie de ESPN y Netflix que muchos iban a cambiar la percepción de su grandeza; y así fue.

Su nivel competitivo - casi incomparable en el mundo del deporte - no sólo lo hizo tomarse sus duelos en la NBA de manera personal, sino lo obligó a llevar a sus compañeros al límite. Jordan sólo quería ganar y para ello todos en los Bulls tenían que aportar y entregarse. Todos tenían que ganarse el respeto de la liga y de él, algo que dejó muchas heridas en el camino.

En The Last Dance se pudo ver a Jordan motivando a sus compañeros de una forma quizás despectiva para forjar sus espíritus. En el documental se pudo ver sus insultos al entonces novato Scott Burrell, su pelea con Steve Kerr durante una práctica, sus continuos comentarios ofensivos hacia Toni Kukoc y su rencor hacia el gerente general Jerry Krause, quien se convirtió, sin Jordan pensarlo, en uno de sus principales motivadores.

Y qué hablar de cómo hablaba de sus rivales como Dan Majerle, Karl Molone, B.J. Armstrong, Allen Iverson, entre otros. "Su Majestad" siempre quiso imponerse desde lo psicológico y para ganarse su respeto los jugadores tenían que demostrar lo que valían en la cancha.

Eso sí, mucho respeto le tuvo siempre a Scottie Pippen y Dennis Rodman, claves en el éxito de la dinastía. Pese a una que otra diferencia, Jordan siempre habló bien de este par.

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Ver a Jordan llorar durante los últimos episodios de The Last Dance tratando de explicar por qué tenía ese trato con sus compañeros nos hizo ponernos en su lugar. El mejor jugador de la historia de la NBA sólo quería que los suyos sufrieran y lucharan como él lo hizo en sus inicios en la liga, para así convertirse en grandes campeones. No se puede llegar al Olimpo sin antes sufrir y eso fue lo que padeció Jordan a manos de los "Bad Boys" (Detroit Pistons) y los Boston Celtics de Larry Bird.

"Cuando veía a esos muchachos reírse y relajarse durante las prácticas no podía entender por qué estaban jugando conmigo. Yo sufrí mucho para llegar a ser el mejor y ellos tenían que saber lo que se siente. Estos muchachos venían a montarse en los logros de una generación que sacó al equipo del fondo y no iba a permitir que vinieran a tomarse las cosas a la ligera", dijo Jordan durante el documental.

"La gente que me ve como un tirano les digo, 'eso lo piensan ustedes porque no han ganado nada en sus vidas'. Yo quería que todos fueran campeones y esa era mi mentalidad. Si no quieres jugar de esa forma, simplemente no lo hagas", agregó con lágrimas en los ojos.

La imagen de Jordan cambió sin dudas después de The Last Dance, pero para las personas que quieren lograr cosas grandes en la vida la leyenda de los Bulls sigue siendo un ejemplo. Michael Jordan es un ganador y figuras como Zlatan Ibrahimovic han sabido entender su filosofía.

Convertirse en el mejor, en lo que sea que hagas, no llega sin esfuerzo, sacrificio, trabajo duro y responsabilidad; y eso Jordan lo sabía muy bien. A veces simplemente necesitas a alguien que te impulse, presione, motive y ponga retos. Todos deberíamos mirarnos en el espejo de Jordan. Todos sus compañeros que alzaron títulos deberían estar agradecidos con él, sea cual fuese el trato que recibieron.