EL COACH | Los estadios vacíos abundarán en los próximos meses para salvarlo todo; gústele a quien le guste
El COVID-19 ha afectado a 1.3 millones de personas, cobrando la vida de 70,607 hasta este 6 de abril, dejando al mundo en una cuarentena indefinida que impactará a la economía como nunca antes. La recesión será histórica. Empresas de todo tipo tendrán que cerrar sus puertas y las más grandes podrán sobrevivir tomando medidas extremas. En el caso del deporte, jugar sin público en las tribunas es el futuro inmediato y la solución más coherente ante esta emergencia sanitaria.
Cuando el Coronavirus comenzó a azotar al mundo y en Estados Unidos se empezaron a descubrir los primeros casos, la estrella de la NBA y de Los Angeles Lakers, LeBron James, aseguró que se negaba a jugar sin fanáticos en las gradas, ya que "estaría muy decepcionado si no están los aficionados, porque es para ellos que juego. Yo juego para mi familia y mis aficionados". Sin embargo, el panorama ha cambiado abruptamente y hay un consenso en que es imposible que las ligas principales del deporte regresen a su normalidad este año. Será una utopía disfrutar un partido de la Liga de Campeones con un estadio repleto o ver los playoffs de la NBA con el escándalo de fondo en las tribunas; mucho menos ver el Dodger Stadium lleno, como de costumbre.
La semana pasada el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se reunió con los principales líderes del fútbol para buscar soluciones económicas a lo que se avecina, ya que el anuncio del control del COVID-19 está muy lejos de llegar. Todos acordaron que la salud es lo primero y que si en unos meses la situación mejora y se decide subir el telón de las ligas en todo el planeta se tomarían medidas extremas sanitarias, siempre jugando a puerta cerrada por el bienestar de la comunidad.
Lo mismo ocurrió este fin de semana en el deporte estadounidense. El presidente Donald Trump tuvo una videoconferencia con los comisionados de las ligas deportivas más importantes del país, cónclave en el que se acordó que aunque es importante salvar la economía del país, la acción regresará cuando sea seguro.
Y es que la infección de un solo jugador -óigase, uno solo -, sea cual sea la disciplina, echaría para atrás todos los esfuerzos de regresar a las canchas.
La situación está al límite y el mes de abril será clave para saber el número real de infectados y las medidas de prevención al corto, mediano y largo plazo. Por ello, es imposible pensar en volver a gozar de los cánticos y celebraciones de los goles entre jugadores y fanáticos, ver personas abrazándose después de un jonrón, y mucho menos presenciar como los seguidores de la NBA, siempre cerca de sus figuras, chocan sus manos tras una cesta decisiva.
El deporte cambió por completo en 2020. Asumámoslo. Pero calma; el 2021 será un año que marcará el cambio de la humanidad como la conocemos y posiblemente el mejor en cuanto a eventos deportivos. Todo estará bien; tengamos paciencia.