EL RELEVISTA | Es inútil criticar el contrato de Miguel Cabrera y los millones de dólares que recibe en estos años
Por Gonzalo Rodríguez Crespo
No es un tema menor hablar del contrato de Miguel Cabrera con los Tigres de Detroit. El venezolano mejor pagado en las mayores firmó una extensión por $248 millones en 2014 con 31 años, un dinero que asegura el retiro dorado para él y toda su familia por varias generaciones.
Cuando el maracayero acordó por esta fortuna con los bengalíes estaba en la cúspide de su carrera. En 2012 ganó la Triple Corona de Bateo en la Liga Americana, primero que lo hacía en el circuito desde Carl Yastrzemski en 1967, y un año después fue votado por segunda vez corrida como el Jugador Más Valioso.
Sí, las tres decenas de vida de Cabrera hacían lucir como una temeridad que Detroit, una franquicia de las más tradicionales de la MLB pero no de las de mayor poder económico, se comprometiese por esa millonada cuando en teoría venían los años de declive en el rendimiento de su estrella.
Pero en este caso coincidieron dos situaciones comunes en la industria de la gran carpa: generalmente los grandes contratos llegan cuando los peloteros tienen algún tiempo como profesionales y la dimensión que alcanzó Cabrera lo colocaba en una posición envidiable para negociar. Es decir, podía exigir y con base.
A los 16 años, un joven Cabrera fue firmado por los Marlins de Florida por un bono de $1.9 millones de dólares. Para esa fecha, la cifra era la más alta para un prospecto salido de la cantera venezolana, que años antes ya había producido a otra cotizada promesa, Jackson Melián, a quien los Yankees le dieron una bonificación récord para el equipo de $1.6 millones.
Siempre se habla que hay atletas que desde que son firmados para el profesional se sabe que van a tener éxito e irán al escalón mayor. De allí que les acerquen propuestas de mucho dinero a corta edad. Este fue el caso de Cabrera, quien a los 20 años estaba en las mayores con el equipo de Florida, aunque lamentablemente en el caso de Melián este paso no se cumplió.
La carrera del slugger que usa el número 24 siempre fue en ascenso. A los 21 años fue por primera vez al Juego de Estrellas; y a los 22 recibió suficientes votos para ser quinto en la lista del Jugador Más Valioso del viejo circuito. Era respetado por todos en el juego y proyectaba grandeza.
La Major League Baseball no tiene una estructura consolidada de firma de contratos, o contratos máximos como en la NBA o en la NFL, que permita a quienes están en sus primeros años en el profesional acceder a grandes acuerdos. Esta es una tendencia que ha cambiado en el último lustro, pero en los años de Cabrera de novato había una "tabula rasa". Todos, fuesen estrellas o no, ganan un sueldo mínimo preestablecido en sus primeros 3 años. Luego van a tres años de arbitraje y negocian campaña a campaña. Después, cuando ya tienen generalmente seis o siete zafras en el máximo nivel, pueden ser agentes libres.
Por estas condiciones Cabrera ganó más de $50 millones de dólares en sus primeros años, hasta la ronda regular de 2012. Una cantidad respetable por supuesto, pero que palidece con los $370 millones que ganó y ganará desde el 2011 hasta el 2023, último año garantizado de su trato. Es decir, un aproximado del 85% de sus ingresos.
El primer gran contrato de Cabrera fue en 2008. Esa vez, los Tigres aceptaron un convenio de ocho años y $152.3 millones de dólares. Le "compraron" sus últimos dos años de arbitraje y seis de la agencia libre. El slugger lo justificó en cinco años con dos premios MVP, dos lideratos en jonrones y dos en remolques además de liderar a Detroit hasta la Serie Mundial de 2012.
Fue en ese momento que se comenzó a gestar la extensión millonaria de $248 millones que llevó a Cabrera a ser retribuido con creces cuando ya era evidente que habían pasado sus mejores campañas. Hoy en día, los años y las lesiones le han quitado peligrosidad, pero no hay duda alguna de su grandeza. Así es esta industria y criticarlo por eso no tiene sentido.