EL RELEVISTA | Lo importante en el debate del racismo en el deporte no es tanto devolverle el trabajo a Kaepernick
Por Gonzalo Rodríguez Crespo
El crimen de George Floyd nuevamente puso de manifiesto el problema del racismo que sufre la sociedad de Estados Unidos. Lamentablemente este es un debate que polariza, incluido el campo de los deportes. Colin Kaepernick, el ex quarterback de los 49ers que perdió su trabajo por la protesta en el himno, es reivindicado y muchos piden que le devuelvan su empleo. Pero el punto importante no es tanto ese. Lo clave es que en las ligas deportivas como parte de la sociedad de Estados Unidos se hable abiertamente sobre la injusticia y los prejuicios que aún la ensombrecen.
¿Merece Kaepernick tener de nuevo la oportunidad de ganarse la vida haciendo lo que le gusta desde la universidad? Por supuesto que sí. Y la NFL, en una acción de contundente "mea culpa" tiene que reconocer que los equipos obviaron firmarlo de nuevo porque no querían quedar en el centro de una discusión nacional sobre las injusticias raciales y la brutalidad policial.
Pero como cuerpo colegiado que es, la liga de fútbol profesional americano tiene que hacer manifestaciones certeras que contribuyan a que no se siga discriminando a la gente por su color de piel. Más allá de buscar a una franquicia que contrate a "Kaep" harían un mejor aporte a la sociedad generando las condiciones para destacar la superación que lleva adelante un deportista en su carrera, no importa de donde venga. Y escuchar atentamente sus demandas.
""Los deportistas tienen voz y voto en la discusión sobre el problema racial en Estados Unidos. Y tienen el derecho a mantener su opinión o cambiarla, de acuerdo con sus principios" "
- Gonzalo Rodríguez Crespo, Editor
Un ejemplo del compromiso que un atleta como líder de opinión tiene con la sociedad, en Estados Unidos o cualquier otro país, la acaban de dar varios jugadores de la NBA, entre ellos LeBron James. Decidieron formar una organización en defensa del voto de los afroamericanos. Es un primer paso claro está y seguro tendrá mejoras con los años.
Pero este es precisamente el punto que queremos destacar aquí. Los deportistas tienen voz y voto en la discusión sobre el problema racial. Y tienen el derecho de expresar su opinión. La posibilidad de hablar no es solo solo para erguirse en el debate y pedir que se redima a un compañero que fue excluido abiertamente por lo que piensa o hace. También es una herramienta para meterse de lleno en la tarea de ser un ciudadano y buscar una mejor sociedad.
Hace pocas semanas, Drew Brees, mariscal de campo de los Saints, dijo públicamente que no estaba de acuerdo con la protesta de Kaepernick. Y por lo espinoso del asunto, y lo contrario de su opinión a lo que la mayoría piensa, quizás fue avasallado. Horas después se disculpó. Más allá de si tenía razón o no, el debate no puede ser signado por el castigo contra quien piensa distinto.
Existe dolor y rabia. Pero el entendimiento no llegará si para resolver un conflicto se abre otro. Las heridas seguirían abiertas lamentablemente. El deporte, como toda la sociedad, es algo vivo y quienes están dentro de él tienen que escuchar y sentir lo que pasa a su alrededor para dar una contribución positiva.