EL RELEVISTA | Jerry Krause fue el constructor de los poderosos Bulls de Jordan y no el villano que muchos creen
Por Gonzalo Rodríguez Crespo
La emisión de la serie documental The Last Dance tiene toda la atención de aficionados y deportistas en general, en tiempos de nula actividad competitiva por la pandemia del coronavirus. La historia retrata los años de Michael Jordan en los Chicago Bulls, una era de la NBA que fue muy exitosa en lo competitivo para ellos. Hasta ahora, los seis capítulos emitidos dejan un villano dentro de aquella franquicia: el gerente general Jerry Krause.
Al inquieto ejecutivo, de acuerdo con las palabras de algunos de los entrevistados en la serie, se le pone como un pusilánime para resolver injusticias como el contrato barato que había firmado Scottie Pippen, por ejemplo. Además es común ver comentarios de burla en su contra por parte del mismo Jordan en varias escenas.
El costado de cosas negativas hechas por Krause tienen un espacio importante. Como la vez que maniobró para finalizar la relación laboral de Phil Jackson con la organización, hacia los años finales de esa década ganadora en la que los Bulls no tuvieron prácticamente rivales en la liga.
Sí, Jerry Krause hizo esas cosas malas y muy probablemente no era del agrado de muchos. Pero fue fundamental para construir esa franquicia poderosa, y eso tiene que quedar claro.
En una liga muy distinta a lo que es hoy en día, con los jugadores todavía sin ganar sueldos máximos garantizados, Jerry Krause hizo lo que cualquier gerente general de la época haría con respecto al tema Pippen y su contrato.
El estelar alero eligió firmar un acuerdo "barato" a cambio de asegurar años para darle seguridad a él y su entorno familiar. Su agente negoció con la gerencia una extensión de siete zafras por $18 millones de dólares en 1991, que con el paso del tiempo obviamente se comprobó que no le favorecería.
¿Pudo haberse renegociado? Claro que sí, pero en un mundo de libre oferta y demanda también existe la posibilidad de no hacerlo. Así de simple. Es duro pero es lógico.
Otra cosa que se obvia en The Last Dance, y que muchos críticos del gerente dejan pasar, es que tuvo ojo clínico para rodear a Jordan de las piezas necesarias para formar un buen conjunto. Para empezar fue él quien buscó a Pippen en el Draft de 1987.
Luego de traer al "gran número 2", el ejecutivo movió los hilos para sumar al roster a Bill Cartwright, John Paxson y Horace Grant. Es decir, cuatro de los cinco titulares de aquel equipo de Chicago que alcanzó los primeros tres campeonatos fueron todos adquiridos en la gestión de Krause.
Además fue su mano la que señaló a Tony Kukoc, el croata que se unió a la franquicia luego de los Juegos Olímpicos de 1992, como alguien que podría encajar perfectamente en el equipo. Esto no lo creían al principio Jordan y Pippen, quienes debieron rendirse ante la calidad del alero.
Krause fue también el que se trajo a este equipo a Dennis Rodman, Luc Longley, Steve Kerr y Ron Harper. Está más que probada su pericia para robustecer la nómina.
Otro punto es que el fallecido gerente de la organización de la Ciudad de los Vientos confió en Phil Jackson para manejar el equipo a pesar de su poca experiencia en la NBA. También le dio espacio a Tex Winter como asistente, uno de los innovadores en estrategia en la liga con el "triángulo ofensivo" aunque eso no le guste a varios atletas del baloncesto.
Hoy en día ya Krause no puede dar su versión sobre todo las cosas en las que se involucró en esos años dorados de los Bulls. Murió en 2017 tras una trayectoria muy larga en el deporte. No fue el villano que todos creen, solo fue el tipo que debía tomar las decisiones impopulares. Lo realmente importante es que ayudó a construir a uno de los mejores equipos de la historia.