EL RELEVISTA | Las injusticias seguirán ocurriendo mientras exista el actual formato del Juego de Estrellas
Por Gonzalo Rodríguez Crespo
La mejor noticia con respecto al Juego de Estrellas de la NBA en la temporada 2020-21 es que se va a llevar a cabo el 7 de marzo, en Atlanta. La peor, en cambio, sigue siendo que el formato de enfrentar dos equipos va a seguir siendo un escenario proclive a que ocurran injusticias con aquellos jugadores que tienen los méritos para ir al evento pero no lo hacen por falta de espacio en los rosters.
No es nuevo este tema. La inequidad a la hora de escoger quiénes son los representantes de cada equipo para ir a este partido de exhibición ocurre también en la MLB, la NFL y hasta en la NHL.
En el caso del baloncesto la injusticia se torna más evidente porque las nóminas son pequeñas y hay menos espacios. Por eso es que se ven casos como el de Devin Booker, por ejemplo, cuya ausencia en la lista de reservas sorprendió a todos aunque luego entró por el lesionado Anthony Davis.
También por esta causa, Trae Young, la estrella de los Hawks, el equipo que es local en el estadio del All Star en 2021, tampoco estará en esta fiesta del baloncesto estadounidense.
Una vía para resolver este problema sería usar un formato distinto. Claro está este año ya no por los problemas conocidos que son causados por la pandemia de COVID-19. Sin embargo, la normalidad terminará de llegar en algún momento y quizás no sea descabella pensar en soluciones.
La NBA sabe que el Juego de Estrellas es un negocio rentable. Ofrece una oportunidad para que los aficionados gasten sus dólares en ver a sus astros; la televisión tiene un escenario para venderle un producto de calidad a su audiencia y los equipos aprovechan para hacerse promoción.
Tomando en consideración lo anterior, ¿por qué no probar con un formato en el que pueda hacerse más de un partido? Usar la fórmula del Final Four de la NCAA o la Euroliga quizás brinde más atractivos. De entrada habría más espacio para los jugadores y el debate sobre la justicia o no de los convocados queda superado.
No estamos inventando el agua tibia en este artículo con la idea de un minitorneo de dos días. Pero sinceramente tendría pocos flancos débiles hacer un par de encuentros con un cuarteto de equipos de 8 a10 jugadores, capitaneados cada uno por una de las cuatro figuras más destacadas de la campaña que sean elegidos por el público general.
Así se evitarían situaciones incómodas como la no presencia de Young en el partido estelar de Atlanta o la ausencia de Jerami Grant, de rendimiento colosal con los Pistons que pasa por debajo de la mesa y no tiene mucho espacio dentro de los grandes reflectores mediáticos.
Además, el entretenimiento, principal vehículo para rentabilizar en el negocio deportivo, estaría garantizado. Pueden coexistir dos equipos por conferencia, y que el aficionado escoja por cual ir. Suena bien, pero hay que probar.