EL RELEVISTA | Los Rays merecen aplausos aún sin ganar la Serie Mundial de la temporada 2020
Por Gonzalo Rodríguez Crespo
Los campeones de la Liga Americana en 2020 no fueron los cotizados Yankees, dueños de una de las nóminas más altas de la MLB. Tampoco los cuestionados y talentosos Astros, que aprendieron a jugar muy bien en la postemporada. No. Fueron los Rays, un equipo modesto, o mejor dicho: uno de los menos millonarios. Esta escuadra debe ser considerada un ejemplo para otras en esta industria, y aún si no ganan la Serie Mundial pueden ser exitosos.
Este presente positivo, sin embargo, no se construyó de un día para otro. Primero pagaron la novatada, aprendieron de los errores cometidos y se adecuaron a su realidad: ser un equipo de mercado pequeño que tiene que ser inteligente para invertir en los peloteros, el principal activo de una escuadra de las mayores.
Esta buena cabeza para las inversiones se ha expresado de diversas formas. No se comprometen en contratos de centenas de millones de dólares. Prefieren a jugadores más rentables, tienen un buen sistema de granjas, sólido en el mercado internacional y han sido de los primeros en darle uso profundo a las nuevas métricas junto con otras innovaciones como el opener.
""De manera paciente, la oficina fue sumando piezas mientras acertaba en el draft de peloteros universitarios con las firmas de Blake Snell y Brandon Lowe. Los dos fueron escogencias tardías y sus bonos no fueron multimillonarios. Pocas organizaciones se pueden jactar de eso hoy en día en las Grandes Ligas"."
- Gonzalo Rodríguez Crespo
El acierto de la gerencia sobre la entrada de peloteros rendidores ha tenido su culmen personificado, en la postemporada de 2020, con el cubano Randy Arozarena. Prácticamente desconocido para el gran público, el chispeante jardinero oriundo de La Habana ha mostrado que es un atleta que se crece en los momentos más importantes y parece rumbo a tener una gran carrera.
Pero el cubiche no es el único tesoro escondido que lograron encontrar los exploradores de Tampa Bay. El buen ojo para negociar les ha permitido hacerse con los servicios de varios de los titulares que los llevaron a la élite. Por esta vía obtuvieron a dos de sus abridores (Tyler Glasnow y Ryan Yarbrough), a un titular en los jardines que ya fue All Star (Austin Meadows), el catcher y el shortstop titulares (Mike Zunino y Willy Adames) y a troperos consecuentes (Yandy Díaz, Manuel Margot, Ji Man Choi y Hunter Renfroe).
De manera paciente, la oficina fue sumando piezas mientras acertaba en el draft de peloteros universitarios con las firmas de Blake Snell y Brandon Lowe. Los dos fueron escogencias tardías y sus bonos no fueron multimillonarios. Pocas organizaciones se pueden jactar de eso hoy en día en las Grandes Ligas.
A todo se le suma que los Rays tambien han sido asertivos fronteras afuera de Estados Unidos. Dos lanzadores muy rendidores como Yonny Chirinos y Diego Castillo se hicieron realidad por el trabajo de sus buscatalentos en Venezuela y República Dominicana, lugares donde tienen una buena infraestructura.
¿Cuál es la mejor parte del éxito de los Rays desde el punto de vista gerencial? Que este efectivo e intenso equipo, que vende muy caras sus derrotas y fue capaz de dominar a los Astros en la Serie de Campeonato tras perder una ventaja de 3-0, llegó a la Serie Mundial teniendo una nómina de 28 millones de dólares, la tercera más baja de todo el béisbol. Con eso ya hizo muchísimo más que nueve de los 10 clubes más caros, con presupuestos infinitamente mayores. Aplausos para ellos.