¿Johan Santana hubiese sido un Salón de la Fama seguro de no sacarlo las lesiones del béisbol?

Entre esas discusiones eternas del béisbol están los méritos para ser un miembro del Salón de la Fama de las Grandes Ligas.

La excelencia deportiva, aunque se soporte en estadísticas, suele estar también muy sujeta a aspectos subjetivos que no se pueden medir. Y las suposiciones no son una variable de elección.

Un tema de debate es si Johan Santana hubiese tenido un puesto seguro en Cooperstown si las lesiones no hubieran sido tan determinantes en su carrera.

Es imposible asegurar que el nivel de excelencia que mostró el zurdo no habría tenido un declive aun sin las lesiones, pero muy seguramente se habría mantenido al tope algunas temporadas más.

Entre 2003 y 2008 no hubo un lanzador más dominante que Santana. En esas seis campañas con los Mellizos de Minnesota el venezolano fue el mejor en todo: en triunfos (98-42), efectividad (2.85), WHIP (1.031).

En ese lapso coleccionó 1.358 ponches en 1.305 entradas lanzadas y tuvo tres títulos de efectividad en la Liga Americana.

Además, ganó dos veces el Cy Young y fue segundo en la votación en otro año, consiguió un Guante de Oro, una Triple Corona de pitcheo y fue cuatro veces seleccionado al Salón de la Fama.

Queda para el debate si esas seis temporadas de dominio absoluto no le hacían merecedor de votos para el el lugar de los mejores del juego a pesar de ser un periodo corto de brillantez.

Una operación en 2009 y otra en 2010 fueron avisos de que las lesiones podrían entorpecer sus planes de inmortalidad y aunque pudo regresar y lanzar un no hitter con los Mets de Nueva York en 2012, su carrera no se alargó mucho más.

Cuando finalmente se resignó al retiro, dejó 139 victorias y 78 derrotas, además de 3.20 de efectividad y 1.988 ponches con un WAR de por vida de 51.7.

Siempre quedará la duda de qué otros logros hubiera alcanzado de no ser por las lesiones, pero con certeza hubiera sido un miembro del Salón por votos de los periodistas.