¿Hay que preocuparse por el terrible año de José Altuve o solamente fue una mala temporada?
Por Mariana Moreno
Aunque el jueves en la noche tuvo un gran desempeño con el madero, la temporada de 2020 en la MLB ha sido una pesadilla para el venezolano José Altuve. Su sufrimiento comenzó antes que la campaña fuese inaugurada, con el escándalo del robo de señas en el que estuvieron involucrados los Astros de Houston.
Aunque sus compañeros defendieron su inocencia, Altuve, el MVP de 2017, fue uno de los jugadores más criticados.
No ayudó en su recuperación anímica el haber sufrido algunas molestias físicas, la última de las cuales lo llevó a lista de lesionados por un esguince en la rodilla.
Por encima de todo está la batalla que libró toda la campaña por recuperarse de un slump que lo llevó a ser alineado más abajo del tercer turno por primera vez desde 2014.
Ahora mismo, el camarero de 30 años de edad batea para .225 con cuatro cuadrangulares y apenas 17 carreras remolcadas. Ese promedio de bateo llegó a ser de .146 en la primera semana de agosto.
Aunque desde entonces ha mejorado un poco sus números, la temporada recortada no lo ha ayudado a recuperar su nivel.
La mala temporada de Altuve ha llevado a que muchos crean que empezó el declive para el venezolano, que está en medio de su décima zafra de servicio en la MLB.
Sin embargo, esto puede que no sea más que un mal año. Al menos así lo cree su manager en Houston, el veterano Dusty Baker, que sigue apostando a su recuperación.
Baker cree que Altuve será el de siempre en la postemporada y eso permite interpretar que los Astros no han visto ninguna señal de alarma.
“Es José Altuve. Estoy pensando que estará a la altura de las circunstancias porque siempre ha sido un jugador importante”, dijo Baker recientemente. “El agua busca su propio nivel. Tarde o temprano, llegará allí”.
Sin lesiones de gravedad y basados en el análisis de Baker, parece haber razones para creer que la campaña de 2020 no será más que un mal recuerdo y que en otras condiciones Altuve puede volver a tener el rendimiento al que ha acostumbrado a todos.