Que Miguel Cabrera no juegue más a la defensiva es lo mejor que le pudo pasar a él y a los Tigres

¿Quién podría olvidar esa época en la que lanzar contra el primera base de los Tigres de Detroit era una de los desafíos más complicados de todos? Miguel Cabrera fue, es y será uno de los bateadores más letales y completos de toda la historia de la MLB.

Lamentablemente, con 36 años y problemas crónicos en sus rodillas que quizá no lo permitan volver a jugar en ninguna almohadilla, el presente del venezolano no ha parado de cambiar desde la campaña de 2017, donde su cuerpo ha sido el mayor obstáculo de su desempeño.

Cabrera también posee uno de los contratos más caros en la historia del béisbol, tras firmar una extensión de 240 millones de dólares a través de 8 años, comenzando en 2016. Todavía restan 162 millones de su actual pacto hasta el año 2023.

Una situación trágica de ver, pues los Tigres son uno de los equipos en plena reconstrucción de plantel, y un contrato como el de Miguel Cabrera sólo puede limitar a la franquicia en su camino a volver a competir. Y no podemos decir que Cabrera no se merezca tal contrato, sus números desde 2012 a 2016 lo dicen todo: .328/.406./.574 con 169 cuadrangulares, 569 carreras impulsadas y 1,614 bases acumuladas, sin olvidar las apariciones en el Juego de Estrellas, 2 premios MVP, una triple corona y llegó a la Serie Mundial de 2012, con 3 banderines de división.

Es una verdadera pena para todo el béisbol que no pueda sumar con su defensa, pero esto no detendrá al venezolano de seguir expandiendo su legado e intentar vivir su contrato al máximo. Esta campaña batea para .287/.357/.376 con 3 cuadrangulares y 27 carreras impulsadas en 56 partidos.