La temporada 2021-22 de Los Angeles Lakers no solo significó un nuevo fracaso para la organización, sino que de paso los tiene pensando en cambios radicales con el objetivo de volver a figurar como contendores al campeonato. Una de las posibilidades que ha surgido es la idea de cambiar a Anthony Davis, pero puede que sea una tarea más difícil de lo esperado.
En 2019 cuando los californianos adquirieron el contrato restante de Davis con los New Orleans Pelicans, no solo se trataba de uno de los mejores interiores de la NBA, sino que de paso les implicó entregar un jugoso paquete de cambio que incluía a Brandon Ingram, Lonzo Ball, Josh Hart y varias futuras selecciones de primera ronda del draft.
La historia es muy diferente al día de hoy, ya que más allá de la excelente campaña que llevó a los Lakers al campeonato en 2020, el rendimiento de Anthony Davis ha decaido de la mano con la serie de lesiones que ha sufrido de manera constante durante las últimas dos temporadas.
Para un jugador con un contrato de $190 millones a cinco años parece increíble que solo haya jugado 76 encuentros de 154 posibles, es decir poco menos de la mitad de las presencias que se esperan de él. Además de esto, la intermitencia y la falta de adaptación al rol centro, le ha costado también nivel de producción cuando está sano, promediando 22.5 puntos y 8.9 en ese lapso.
Si bien el jugador ha negado que tenga problemas físicos crónicos o haya problemas en su preparación, está claro que para el resto de organizaciones de la NBA la idea de adquirirlo acarrea un riesgo y más aún con la clase de acuerdo que tiene firmado con los Lakers.
Equipos como los New York Knicks y el Utah Jazz han sido protagonistas en rumores que sugieren su interés por Davis, pero para dos proyectos como esos en los que se busca estabilidad y una figura confiable, de seguro podrían hacer ofrecimientos por debajo de lo que esperan los Lakers debido al factor de riesgo que son sus lesiones.