No le tomó mucho tiempo a Gleyber Torres entender que su carrera en MLB no continuaría con los Yankees de Nueva York, y tan pronto terminó la Serie Mundial empezó a buscar un nuevo equipo.
El segunda base venezolano, que viene de dar 15 jonrones en 2024 y fue invitado a dos Juegos de Estrellas, estaba por primera vez disponible en la agencia libre de Grandes Ligas y recibió varias ofertas, algunas de ellas multianuales.
Pero Torres eligió un contrato corto con los Tigres de Detroit. Un pacto de 15 millones de dólares sin mayores incentivos más que un bono de $500.000 en caso de que sea cambiado. Y fue el alto mando de su nueva organización quien dio luces sobre el razonamiento que lo llevó a tomar esta determinación.
“Sus agentes fueron muy directos y honestos conmigo sobre la idea de que Gleyber quería apostar en sí mismo en 2025 y, honestamente, eso hizo que lo quisiéramos más”, dijo el presidente de operaciones de béisbol, Scott Harris, al periodista Evan Petzold.
Apostar a sí mismo es admirable, y puede que se haya sentido inspirado por Teoscar Hernández, que optó por esta estrategia en 2024 con excelentes resultados. Pero para el caraqueño de 28 años de edad conlleva muchos riesgos.
Torres no ha sido regular y pasó de temporadas brillantes en Nueva York a otras muy malas ofensiva y defensivamente en 2020 y 2021. Es cierto que en 2022 y 2023 fue enviado de regreso a la segunda almohadilla y consiguió algo de estabilidad; cerró con más de 24 jonrones y 28 dobles cada año, pero no volvió a ser el bateador de 38 vuelacercas y 90 remolcadas de 2019.
La idea de un contrato corto para aumentar su valor de mercado puede funcionar -como le pasó a Hernández-, pero también puede resultar en un desastre si no puede tener un buen rendimiento y le toca regresar a la agencia libre con malos números.
New Tigers acquisition Gleyber Torres makes his third career appearance on the #Top10RightNow and kicks off this year's countdown at second base! pic.twitter.com/w9HDC4N3iQ
— MLB Network (@MLBNetwork) January 17, 2025
Con un pacto de un año, el venezolano no tiene ninguna garantía. Y tendrá que lidiar constantemente con la presión de saber que está obligado a producir para asegurarse el futuro, además de entender que es muy elevada la probabilidad de que sea cambiado a mitad de campaña.
Lo mental le ha jugado malas pasadas a Torres en los tiempos recientes y la temporada de 2025 será una prueba de fuego para él en diferentes aspectos. Además, tendrá que adaptarse a un nuevo campo que no es conocido precisamente por ser amigable con los bateadores derechos y tampoco tiene la certeza de que habrá estabilidad en lo que respecta a su compañero alrededor de la segunda almohadilla, por la tendencia a las lesiones del campocorto Javier Báez.
El infielder caraqueño no tiene margen de error, pero sí dispondrá de una gran ventaja: entre quienes pueden brindarle un consejo si las cosas se complican estará nada menos que Miguel Cabrera.