¿Quién es Juan Ramón Domínguez, el ex lanzador dominicano de MLB que vive en la pobreza extrema?

Para cualquier beisbolista, llegar a la MLB significa la garantía no sólo de triunfar deportivamente, sino también de tener ingresos económicos que le permita vivir de la mejor manera. Pero eso no fue lo que le pasó a Juan Ramón Domínguez, que tras estar en lo más alto, actualmente se encuentra en la absoluta miseria.

El ex pitcher nació el 18 de mayo de 1980 en Sánchez Ramírez, República Dominicana, y fue miembro de los Rangers de Texas entre el 2003 y 2005. Gracias a esto recibió un bono de $3 millones, además de su salario, pero nada de eso sirvió porque hoy vive en la calle.

El latino dio varias entrevistas y en una de ellas contó que debió abandonar su carrera en las Grandes Ligas debido a que su mamá murió en el 2004, y a partir de ese momento entró en una profunda depresión que le impidió volver a ser el que era antes.

A lo anterior se le suma el hecho de haber sufrido una grave lesión, y también haber caído en problemas de adicción al alcohol y otras sustancias, lo cual por supuesto resulta incompatible con el exigente ritmo que deben llevar adelante los atletas.

En otro diálogo que Domínguez mantuvo con la prensa nombró a distintas personalidades de la Major League Baseball que estuvieron a su lado cuando era profesional, y a quienes ahora les pide ayuda de manera desesperada, para acceder al menos a una cobertura de salud.

Pero el dominicano aparentemente no sólo abandonó el deporte de élite por su madre, sino que según manifestó, el hecho de haber terminado en la calle también fue la consecuencia de un mal manejo que su padre hizo de su dinero. "Yo era casi un niño, ahora soy mayor", manifestó al sitio El Pregonero, dando a entender así que habrían usado su plata sin autorización, lo cual sucede con frecuencia en las figuras de distintas disciplinas.

En palabras del exlanzador, fueron varios millones de dólares los que logró recaudar durante sus temporadas en Estados Unidos, de los cuales ya no quedan ni rastros. Sin embargo, aún hoy, en la situación en la que se encuentra, piensa en los jóvenes que sueñan con ser profesionales y les dice que respeten a sus familias y a sus propias vidas, y se preocupen por ser cada vez mejores.