Rafael Devers está en el ojo del huracán… otra vez. El dominicano encendió una polémica en MLB por unas declaraciones contra la gerencia de los Medias Rojas de Boston que obligó al alto mando de la organización a volar a Kansas City para una reunión de emergencia.
Es la segunda vez desde la pretemporada de Grandes Ligas que el jugador de 28 años de edad se enfrenta públicamente al equipo por una decisión. Primero fue porque debió ceder la antesala a Alex Bregman y ahora porque está negado a aceptar la petición de mudarse a la primera base para cubrir la ausencia del lesionado Triston Casas.
La opinión pública está dividida entre quienes respaldan a Devers en su sentimiento de que le han faltado el respeto y los que piensan que está actuando de forma egoísta sin pensar en lo que es mejor para el conjunto que dirige el manager puertorriqueño Alex Cora.
“De hecho, fue John (Henry, el propietario del equipo) quien habló directamente con Raffy y, dada la situación de ayer, consideró importante venir aquí y tener una conversación honesta sobre lo que valoramos como organización, lo que creemos importante para los Medias Rojas de Boston”, dijo el gerente Craig Breslow. “Y eso es ser excelentes compañeros de equipo”.
Rafael Devers had more to say when talking to reporters after today's Red Sox game
— FOX Sports: MLB (@MLBONFOX) May 8, 2025
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Devers no es cualquier jugador para los Medias Rojas. Es la máxima figura del equipo, el centro de todo el proyecto y también el beneficiario de la mayor extensión de contrato que hayan otorgado en la historia de la franquicia.
Ahora, a la luz de los problemas que han tenido desde la primavera. Hay quienes piensan que pueden haber cometido un error otorgándole el pacto de 10 temporadas y 313.5 millones de dólares que los une hasta 2033 y que hace muy cuesta arriba que consigan cambiarlo a otro lugar.
Es verdad que el jugador ha mostrado algo de inconsistencia en su producción ofensiva: intercala campañas con más de 30 jonrones y 100 remolcadas con otras zafras en las que sus números caen a 27 o 28 cuadrangulares y cerca de 80 impulsadas. De cualquier manera es y ha sido por un tiempo el máximo referente ofensivo del grupo y también un líder en el vestuario.
Su defensa de la tercera base por debajo del promedio ya era algo conocido en la organización y sus lesiones en el hombro y el tendón de la corva -entre otras molestias- han sido una preocupación, pero esperaban subsanarlo con su pase al rol de bateador designado a tiempo completo.
No se puede dejar fuera del análisis que desde que firmaron el pacto los Medias Rojas se han perdido los playoffs, pero no ha sido responsabilidad exclusiva de Devers.
La actitud que ha mostrado es un tema de debate, sobre todo con su mal inicio de campaña, pero no fue un error darle el contrato. Era lo que pedía el momento en que atravesaba el conjunto y pudieron haberlo hecho antes, incluso.
A Devers le faltan cuatro jonrones para entrar al top 10 de todos los tiempos de los Medias Rojas y en un par de temporadas también se unirá a la élite entre los remolcadores históricos de la franquicia. Ha estado mejorando en los últimos partidos, pronto recuperará por completo su nivel para guiar al conjunto y justificar su contrato multimillonario y con suerte dejará atrás toda esta polémica.