Rafael Devers parece estar en una misión, decidido a que su reciente despliegue ofensivo haga olvidar las polémicas que ha protagonizado en los últimos meses y que le han tenido en el ojo del huracán en MLB.
El dominicano tiene dos dobles, dos jonrones y seis carreras impulsadas en sus últimos dos partidos, y aunque el tema de conversación que lleva su nombre ha cambiado, las diferencias con el alto mando de los Medias Rojas de Boston persisten.
Los periodistas que cubren las Grandes Ligas sospechan que la situación entre Devers y el equipo puede ser irreconciliable y creen que eso puede desembocar en un cambio, si bien se sabe que con el contrato que pactaron en 2023 es complicado conseguir un socio.
Entre quienes se mencionan como potenciales destinos para Devers están los Tigres de Detroit. Los dirigidos por A.J. Hinch ya dieron un aviso el año pasado de lo que son capaces de hacer y ahora están sorprendiendo como dueños del mejor récord de las Grandes Ligas.
En Detroit apuntan alto y adquirir al dominicano los llevaría a otro nivel. Sumar al lineup de Hinch a un bateador de su calibre -que ha visto subir sus números en 2025 a .289/.404/.517, con OPS de .920, 9 jonrones, 14 dobles y 38 remolcadas- sería no sólo un golpe de autoridad en su división, sino también un alerta de sus intenciones para la postemporada y eso hace que la inversión valga la pena.
Lo más importante es que podrían darse el lujo, no sólo porque tienen un sólido sistema de granjas con prospectos de primer nivel para negociar, sino porque su nómina les permite asumir el compromiso de Devers, al que le quedan otros siete años y más de $250 millones garantizados.
Los Tigres tienen sólo a dos jugadores con salarios por encima de los 20 millones de dólares (Javier Báez y Jack Flaherty, ambos con $25 millones); por lo que hay mucho margen para responder a los $31 millones que ganaría Devers.
Su nómina total en 2025 es de poco más de 145 millones de dólares. Ocupa el número 17 entre los 30 equipos del circuito y con ella perfectamente pueden asumir la carga financiera que representaría la adquisición del jugador nacido en Sánchez hace 28 años, a quien Boston le dio hace un par de campañas la mayor extensión de contrato en la historia de la franquicia con 313.5 millones de dólares por 10 temporadas.