“Que los Medias Rojas cambien a Rafael Devers en cualquier momento no es tan descabellado”, dijo recientemente el reconocido periodista de MLB, Ken Rosenthal, tras la última controversia ente el dominicano y la organización.
Una reunión entre el pelotero y el propietario del equipo de Boston, John Henry, parece haber calmado las aguas al menos de puertas para afuera. Pero mientras el despliegue ofensivo de Devers va en aumento, en Grandes Ligas siguen especulando con la posibilidad de que salga.
Se piensa que la fractura en las relaciones entre Devers y la organización puede ser irreparable y hay quienes aseguran que pedirá cambio al final de la campaña. Es improbable que se produzca el movimiento, y deben evaluar con serenidad las ventajas y desventajas de esta decisión.
Con 28 años de edad, el quisqueyano acaba de recordarles lo que puede hacer para este equipo con el jonrón que selló una remontada ante Atlanta. Ha sido el jugador insignia de Boston por años, un líder para el grupo y su valor para la organización quedó refrendado cuando le dieron una extensión de contrato que hizo historia para la franquicia.
Cambiando a Devers perderían mucho porque no sólo es el rostro del equipo, sino el gran referente ofensivo en la alineación, un hombre que promedia más de 30 jonrones, 4 dobles y 100 remolcadas por campaña y que en 2025 se ha sobrepuesto a un terrible comienzo para llevar sus números a .284/.402/.494, OPS de .896, 8 cuadrangulares, 13 dobles y 34 remolcadas.
Conseguir quien lo sustituya en el lineup no será sencillo y la situación empeoraría si Alex Bregman decide salirse de su contrato y regresar a la agencia libre. En el mercado estará disponible Marcell Ozuna (y tal vez Pete Alonso) y también pueden considerar otros nombres, dependiendo del plan que diseñe el gerente Craig Breslow como el de Carlos Santana, Rowdy Téllez y Wilmer Flores.
Los Medias Rojas perderían mucho si Devers se marcha, pero también pueden ganar. Aunque es posible que deban entregar dinero para asumir parte del contrato del dominicano, ahorrarían el grueso de los más de 250 millones de dólares que todavía se le adeudan y con ese dinero pueden ir tras una estrella que lo sustituya.
También recibirían piezas valiosas en el paquete de cambio, incluyendo prospectos top para nutrir las granjas y seguramente algún jugador que pueda ayudar desde ya. Lo más importante, recuperarían el buen ambiente en un vestuario que seguramente ha sufrido el impacto de las controversias que el quisqueyano ha protagonizado desde la primavera.