¿Quién creó las medallas de los Juegos Olímpicos y por qué se entregan de oro, plata y bronce?
Por Heliana Guirado
Uno de los elementos más característicos de los Juegos Olímpicos son las medallas, los preciados objetos con los que aspiran quedarse los atletas. Estas hicieron su primera aparición en Atenas en 1896, bajo la idea del barón Pierre de Coubertin y desde ese momento jamás han estado ausentes.
James Connolly fue el ganador de la primera medalla de la historia, de acuerdo con datos del Comité Olímpico, y en ese momento los galardones no se distinguían entre oro, plata y bronce. Su surgimiento se relaciona con una tradición militar, en la que los colores servían para distinguir los rangos.
De esta manera, el comandante de una determinada tropa recibía una medalla dorada, mientras que sus subordinados se llevaban la de plata. Así es como en la estructura actual de los Juegos, aquel que sea el mejor se irá con la dorada, el que quede segundo con la de plata y el tercero con la de bronce.
Se entregan 3 medallas y no más porque ese número hace referencia a las tres primeras edades del hombre de la mitología clásica griega. Cabe recordar que el origen de los Juegos es justamente la antigua Grecia, territorio que está siempre presente en cada edición.
La historia revela que esos primeros eventos se llevaban a cabo cada cuatro años en honor a Zeus, el rey de los dioses y supervisor del universo. Considerado como el evento cultural más importante de Grecia, recibía a miles de espectadores que llegaban incluso de fuera de ese territorio.
En el sitio oficial de los Juegos Olímpicos se informa: "Las medallas de oro, plata y bronce que se entregan a los competidores en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos representan los niveles más altos de los logros deportivos en los Juegos".
Por otro lado se cuenta que "el diseño de las medallas es responsabilidad del comité organizador de la ciudad anfitriona, y es diferente en cada edición de los Juegos". De esta manera, cada vez que se realiza, el público descubre un nuevo tipo de objeto, en el que se plasma la identidad del lugar que funciona como sede.